viernes, 7 de noviembre de 2014

LAS CIRCUNSTANCIAS

Según las decisiones que tomemos en nuestra vida, así serán las circunstancias que nos rodeen. La vida no es ni buena, ni mala, ni cruel, ni placentera. La vida es, para cada uno de nosotros como la hayamos elegido, consciente o inconscientemente.

Nos quejamos constantemente, estamos incómodos con situaciones que nosotros mismos hemos provocado y sin darnos cuenta, o sí, culpamos a los demás de nuestras adversidades. 


Queremos ser el ejemplo de vida, de perfección y de armonía, sin reparar en que cada cual también quiere demostrar lo mismo, o no quiere manifestarlo porque asume su circunstancia y demuestra con ello su dignidad (llámese en este caso orgullo), su inteligencia o bien su conformismo. Pero no por ello es inferior.

Y es en ese punto donde emergen las diferencias, las porfías y las "yo soy mejor que tú" sin considerar las circunstancias del otro. Nadie es más que nadie, simplemente las decisiones que tomó uno fueron distintas al otro.


Los factores externos influyen también en el desarrollo de nuestras vidas. Nadie escapa a enfermedades, accidentes de cualquier índole o catástrofes, pero son casos puntuales y no podemos vivir pendientes de que algo de esto nos ocurra.


Distinto es que, una vez éstos casos acontezcan, tengamos que empezar a reconstruir nuevamente nuestra forma de vida, pero ésta ya es impuesta por acontecimientos.

Sin embargo y, aunque nuestro ego permanece intacto, los condicionantes nos obligan a metamorfosear nuestro quehacer diario. Ya nada es igual, todo se transforma alrededor de la persona y a pesar de ello no se decidió esta salida ya que fue impuesta.


Por tanto, cada persona es un mundo, una decisión, una circunstancia y que todos debemos respetar y valorar porque nadie está exento de una adversidad o condicionante y ver cómo su vida se transforma en aquello que repudia.

Guillermo García Martín©