jueves, 22 de octubre de 2009

RESTAURANDO EL PARQUE DE MARÍA LUISA



Invariablemente he sido un entusiasta de la naturaleza. Me ha encantado vivir días de campo, respirar aire oxigenado, imaginar que este aire no va a los pulmones, sino al cerebro. Es una forma inteligente de refrescarte la masa encefálica y un método eficaz para limpiar y excluir malos humos que te envenenan el pensamiento y de paso emblanquecerte internamente.

Tengo la suerte de tener muy cerca el Parque de Mª Luisa, pero en los últimos tiempos fue algo desidiado por los alcaldes que precedieron al actual. Quizá hicieron otras cosas que beneficiaron a otras zonas o a otros intereses, pero en lo que a la zona verde se refiere, dejaron muchos huecos, ya no digo vacios, sino sin haberlos visto ni de lejos.
Para aquellos que sólo han oído hablar de este grandioso parque pero que no conocen su historia quiero, antes de continuar, exponérsela brevemente. Muy extractada porque relatar la historia del Parque de Mª Luisa, entre otras cosas, requeriría exponer más de un siglo de historia hispalense pues Sevilla entera está de muchísimas maneras ligada a este recinto.

El Parque de María Luisa, sitio emblemático y representativo de la jardinería sevillana, fué donado en testamento por la Infanta María Luisa Fernanda de Montpensier, en el año 1893 a la ciudad de Sevilla.
Inicialmente comprendía desde el Palacio de San Telmo hasta la Huerta de Mariana, hoy conocida como Plaza de América. Ocupa una extensión de aproximadamente 39 Ha. (389.700 m.cuadrados).
El principal artífice de que este Parque ostente la categoría de "Universal" se debe al ingeniero francés Jean-Claude Forestier que en 1911 introdujo innovaciones tales cómo pequeñas parcelas con flores de la tierra -jardines-, fuentes hechas de cerámica de Triana y un sinfín de pequeños detalles, eliminando el estilo seco y tosco que tenía de origen inglés, desechando además la moda francesa de Jardines extensos y geométricos. Dio, en definitiva un sello personal muy acorde con los gustos, tradiciones y el carácter sevillano. Tuvo, sin embargo, la inteligencia de mantener los grandiosos árboles, como el Magnolio, ya que gracias a ellos podemos disfrutar de la sombra y el frescor en los calurosos días de verano hispalense, conservando en el interior del Parque una temperatura de entre 28 a 34 grados -agradable para los nativos- mientras que en el exterior "disfrutamos" de los 40 y picos.
Este parque fue continuamente reformado y conservado, manteniendo su esencia, entre los años 1912 y 1922 y ya, en conmemoración de la Exposición Ibero-Americana del año 1929, se le agregaron nuevos edificios que contribuyeron a realzar la belleza de este recinto, cómo son la Plaza de España, Pabellón Real, Museo Arqueológico y Pabellón Mudéjar.
Como dato a destacar son los 3.500 árboles, 1.000 Palmeras, aproximadamente 1.000 naranjos agrios o amargos y más de 100 especies diferentes de arbustos.

Como habrán podido observar, el mantenimiento de este Jardín del Edén, que así le llamo, es laborioso y costoso, pero que en modo alguno es motivo que justifique el estado de casi abandono que casi durante diez años estuvo.
Este sábado quise volver a este Parque por varios motivos. El fundamental porque le temía en este puente a la carretera –que resultó no ser tan frecuentada como imaginé-, también porque me apetecía llevar a mis nietas a que disfrutaran con las palomas, -que no viceversa porque los arbejones (semilla gramínea y que no encontré en el diccionario) que comieron bien lo tuvieron que sudar-.
Mi grata sorpresa fue que el Parque casi por completo está restaurado. Y no sólo han limpiado los estanques, como puede verse en la fotografía, sino que sus fondos han sido pintados con pintura impermeable blanca, y extraordinariamente restaurado en cerámica, plantas y cualquier otra unidad que compone el todo de este inmenso espacio floral.
Las estatuas han sido limpiadas con el máximo esmero, dándole un esplendor y una belleza que hace años no recordaba.





Al pasar junto al estanque de los Leones, justo detrás del Monte Gurugú, observé que están pintando los fondos de éste. Tenían dos pintados y quedaban otros dos. Será algo digno, algo donde el espectáculo visual tendrá como recompensa la transparencia del agua y el remanso del placer. Estar ante un susurro que entona el chasquido del chorro al chocar con el agua del estanque y un bálsamo para el espíritu.

Prometo traer fotos de este estanque de Los Leones.

Un saludo.

2 comentarios:

Delars dijo...

Maricona!!!

Junto a la Plaza de España, el Callejón del Agua, Patio Banderas y Plaza Virgen de los REyes, el Parque de Maria Luisa forma parte de mis lugares preferidos de Sevilla.

Saludos desde la frontera.

guilmar dijo...

Hola maricona!
Pero seguro que cuando vienes a Sevilla tu lugar preferido de visita no son estos precisamente...¡¡¡pillín!!!
Un saludo maricona.