lunes, 26 de enero de 2009

HOLLIDAY & LONG PLAY (...y 3)

Pero quiero seguir con la discoteca Holliday. Los personajes iban llegando como por arte de magia. Poco a poco la discoteca fue tomando auge de tal manera que los sábados ya tenían que rechazar público, mejor dicho, no se podían vender más entradas por agotadas.
Sí. Funcionaba. Los espectáculos cada vez eran más rimbombantes.
Un día apareció por allí el gran maestro letrista de la copla José Oliva. Iba acompañado de una cantante que, ¡maldita sea mi suerte no acordarme ahora de su nombre…! ¿será el alemán que está haciendo acto de presencia?, en fin, que nos presentaron y resultó ser una persona encantadora. Era pequeño, calvito, frágil, pero con una personalidad y una amabilidad que entusiasmaba. Charlamos durante un buen tiempo en la noche y finalmente quedamos para vernos. Él podría presentarme a muchos artistas para poder fotografiar y así me lo dijo. Efectivamente fue así.
Vivía en un pequeño habitáculo en las proximidades de la Alameda de Hércules, aunque más próximo a la calle Feria. Si acaso mediría unos 12 metros cuadrados. No había más remedio que ser muy organizado y ahí me enseñó truquitos que él utilizaba para componer las letras de las canciones que más tarde se oirían en voces de las mejores cantantes de la canción española. Era un compendio de Quintero, León y Quiroga de Sevilla.
Estando en la discoteca al sábado siguiente me dijo el maestro Oliva señalando a una morena guapísima y que también le miraba de vez en cuando: Esa tía me tiene loco, es algo superior a mis fuerzas. Pero vengo con ésta, haciendo un gesto con la mano derecha y el dedo pulgar, revelándome a la pareja que el sábado anterior también le acompañó. Mira, le dije, si quieres le digo a ésta que me acompañe, que voy a probar una serie de poses de fotografía y tú mientras aprovechas y le dices lo que te venga en ganas. Desistió porque, ante todo, era un hombre cabal y su cordura no le permitía tal hecho.
Pero era tal la desmesura que sentía hacia esa mujer y viendo yo que estaba más por ella, en un momento en que su acompañante fue a “retocarse la nariz”, lo aproveché y pude hablar con él tranquilo le dije: Pepe, ya que no quieres y tampoco puedes acercarte a ella, vamos a hacer algo y lo vamos a mantener en secreto. Pa ti y pa mi. Dedícale un disco. ¿no vas a hacerle uno de sevillanas a Gracia Montes? Sí, me respondió. Pues componle uno y ponle un título sugerente, por ejemplo: ”Amores locos”. ¿No dices que estás loco por esa tía? Pues mándale así un mensaje.
Al poco tiempo, yo ya me olvidé del tema, pero él no. Y Gracia Montes sacó un disco LP, (Long Play, que nada tiene que ver con el famoso perfume), creo que en 1980, y entre ellas había ¡una que se llamaba así!

2 comentarios:

El Poeta Patatero dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
El Poeta Patatero dijo...

El maestro Oliva no se llamaba José, sino Joaquín, concretamente Joaquín Solís de la Oliva.