Las Coletillas

Si hay algo que me repatea y me descompone son las coletillas. Si, si, esas que la gente cuando expresan o dialogan o medio hablan suelen soltar al final de cada frase. Te dan a entender que, o eres medio gili o son más inteligentes que tú, cuando la realidad sólo están dándote a entender que son tan inútiles que ni ellos mismos se creen que estés entendiéndoles.
Me refiero a esas famosas coletillas :”¿Sabe o no?” “¿Me entiendes lo que te quiero decir?”, “¿Sabes lo que te digo?”

-Pues ayer estuve de marcha y lo pasé caña y tal ¿sabe o no?
-No.
-¿Que no qué?
-Que no sé.
-¿Que no sabes qué?
-Que no sé lo que me estás contando.
-Pues lo que te he dicho. Que lo pasé de puta madre ¿Sabes lo que te digo?

Y vuelta a empezar. Son conversaciones que se repiten y se repiten a lo largo de cualquier día de cualquier semana de cualquier mes de cualquier año en cualquier parte de la geografía hispana.
Pero lo grave de esas coletillas no es que sean malsonantes hasta reventar los oídos, no. Lo comprometido es que de tanto escucharlas se te escapan a ti también y eso, eso sí que es espinoso. Que tú estés intentando llevar a la máxima expresión tu lenguaje, lenguaje por otro lado muy normal, sin ganas de herir la sensibilidad de quién te escucha y que se te escape subliminalmente un “coletillazo” de este tipo y quién en ese momento esté escuchándote piense igual de ti cómo lo estás haciendo tú de esos que tienen sus apostillas cómo lenguaje propio, perfecto y entendible.
Lo que yo digo: …Cómo la vida misma…¿Sabe lo que te digo?